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katakrek

La Presencia

Estaba a punto de alcanzar el sueño. Se encontraba en ese punto donde el tiempo pasa de una forma extraña, deslizándose, dejándose llevar con desgana, de puntillas. Pese a que empezaba a hacer calor, permanecía tapado hasta los hombros con una manta, por pereza a poner la ropa de verano. Esto le había creado una pequeña mancha de sudor en la espalda, molesta, pero era más soportable que tener que levantarse a cambiar la manta.
En el momento justo, cuando solo le faltaba un leve empujón para quedarse dormido, una sensación le atenazó el corazón en un instante. Se presentó en un poderoso destello de lucidez, rápido, contundente. Alguien le estaba mirando. Súbitamente sintió un terror indescriptible, similar al que le acompañaba cada noche cuando él no era nada más que un crío, esa clase de miedo irracional que paraliza todo el cuerpo, dejándote respirar nada más, para que puedas paladear el pánico con tranquilidad, sin prisas, durante toda la noche, si hacía falta.
Tenía los ojos de (persona, animal, ente) eso, clavados en la nuca, lo juraría. Sentía su presencia, opresiva. Las paredes de la habitación se movían, notaba como se iban comprimiendo, cerniéndose sobre él, haciendo que ÉL se acercara más y más cada segundo que pasaba. No obstante no podía girar el cuello, le daba demasiado miedo. Pensaba que como se girase y viese algo que normalmente no encajara con el perfil oscuro de su dormitorio, no lo podría soportar, le estallaría el corazón.
Sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda. El sudor que antes casi no notaba se había extendido cubriendo totalmente su espalda. La única diferencia es que ahora estaba frío, y a cada momento que pasaba se enfriaba un poco más, dejándole claro, sin ninguna duda, que el aliento de esa cosa, era el causante.
Rojo, color rojo. La sangre le golpeaba fuertemente la sien, apartando la oscuridad y llenándole los ojos de sangre, roja. ¿Qué cojones había sido aquél sonido? Lo sabía, no se había equivocado, había alguien. Eso había deslizado un pie, lo había arrastrado, seguro que lo había oído. Tenía la boca llena de saliva, demasiado asustado para acordarse de tragar. Un fino hilo se desprendió de su boca y fue a parar a la almohada, pasando previamente por toda su mejilla. Hacía tiempo que las lágrimas habían salido de sus ojos y desde entonces no habían parado. Ese llanto silencioso pero profuso había causado que la nariz también le goteara. Tenía la cara empapada. La boca le sabía a hierro. No iba a poder soportarlo mucho tiempo más.
El corazón a mil. La certeza de que el tiempo se había detenido y había mandado a todo el mundo a tomar por el culo, dejándolo sólo a él en el mundo frente a esa bestia. Tenía que girarse, tenía que verlo, debía sacar fuerzas de donde fuera. Pero no podía. Nopodíanopodíanopodíanopodía. Intentaba girar el cuello pero estaba agarrotado. Se le habían montado los gemelos, tenía los puños muy apretados. Las uñas se le habían clavado en las palmas y la sangre le manchaba las manos. La espalda encorbada. Posición fetal. El brazo izquierdo dormido. Empezó a balancearse de forma sutil. Iba a girarse. Iba a girarse.
En el último instante, logró reunir valor y dio un salto hacia su izquierda, mirando fijamente hacia la oscuridad, al punto donde estaba la puerta de entrada. Allí no había nada. Nada de Nada. Alivio. Poco a poco, se fue girando, sin fiarse del todo, para volver a su lecho, cuando algo le tocó el hombro izquierdo. Como si se hubiera activado alguna palanca, botó, girándose por completo, reposando la sudorosa espalda sobre el colchón, mirándole a los ojos. Era lo único que se le veía. Se le empezó a nublar la vista dejó de percibir todo lo que le rodeaba, permaneciendo solamente esos ojos clavados en su frente, en sus entrañas, en su alma. Notó que se le paraba el corazón y lo último que llegó a escuchar fue, levemente, como le decía: Aquí se acaba todo.

4 comentarios

katakrek -

Gracias por lo de Usted, pero solo tengo 24 años, o sea que puedes tutearme. En cuanto a lo de las palabrejas, esta es mi forma de hablar y pensar, y por lo tanto, de escribir. Si se puede decir que tenga estilo propio escribiendo, sin esas palabras me estaría construyendo una falsa realidad. Se tiene que ser consecuente con tu espiritu y no engañar a nadie. No creo que se rompa nada por decir culo-caca-pis. Reverte y Tarantino lo hacen constantemente, hasta el difunto Cela (recordemos que es premio Nobel de literatura). Además, aprovechando lo que dijo el mismo Cela, son palabras que salen en el diccionario y es igualmente lícito utilizarlas. No me encontaría cómodo utilizando palabras como competer, astiar, rubricar o esternocleidomatoideo sin incluir cojones, mierda o soputa.

El Vaugan -

Es que usted siempre tiene que tener los "cojones" y el "culo" en la boca??? Le rompe usted toda la atmósfera al relato con tanta palabra soez, hombre de Dioxxx ;)

un saludo arenil.

Señor D -

-jajajajjaajajjajajajajajajaja

Kamikaze Cowboy -

En ese momento dislumbró algo más que sus ojos, parecía el brillo de dos tremendas rodillas.
Se arrastró por la estancia hasta que a duras penas logró alcanzar el interruptor de la luz que quedó embadurnado de sangre. Apretó el botón, cerró fuertemente los ojos colmados de lágrimas. Poco a poco se fue acostumbrando a aquella luz y pudo verla.
Allí estaba ella, de pie frente a la cama. No pudo soportarlo más y golpeó fuertemente su propia cabeza contra la pared.
Ana Obregón no se inmutó.