Blogia
katakrek

Un día más, un día menos

Las tres de la mañana. Una sensación extraña me despierta, me quedaba sin aire. Durante un instante, un solo instante, he tenido la certeza de que iba a morir. Paro respiratorio, muerte súbita, embolia pulmonar. Al momento me digo que no, que todo ha pasado en reacción a un susto situado en la frontera del sueño y la vigilia. Me levanto, toso, me escuece la garganta. Faringitis, anginas algún pólipo simpaticón. No, es que hace frío y me gusta dormir en pelotas (que se le va a hacer). En el trabajo me empieza a doler la cabeza. Vuelta otra vez. Migrañas, hemorragia cerebral, tumor en la corteza. Capullo, llevas tres horas delante del ordenador. A comer. Me sienta como un tiro. Gripe intestinal, ulcera sangrante. Pero tío, te has metido dos platos de lentejas con chorizo. Por la tarde tumbado en el sofá. Me duele la espalda. Un tirón, fisura en una costilla, cáncer de pulmón. Mejor que cambies de postura. Por la noche no ceno. Me mareo. Anemia ferropénica, hepatitis, cirrosis quística, cáncer de páncreas, hipermetropía, hipertiroidismo, mononucleosis, fibromialgia,... Mejor que mañana cenes. ¿Podré soportarlo? Dicen que los hipocondríacos nunca enferman de algo mientras se creen que lo padecen. Me tumbo en la cama. Repaso el día. Que no se me escape ni una. Mañana seguiré con la rutina.

2 comentarios

pichiway -

Digamos que los memos como nosotros tienden a juntarse para ver así si casualmente tiene un accidente juntos y desaparecen a pares.

JIP -

¿Por qué será que cuanto más viejo voy siendo -y en consecuencia más enfermedades creo tener- más hipocondríacos se agregan a mi lista de amistades?

Tema para tu próximo post: el hipocondriaco nace o se hace... ¿Dios los crea y los médicos de cabecera los juntan?