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katakrek

Joder

Y yo con hipoteca...

Final Fantasy XII

 

Tres años tres esperando

Y aún hay más...

Metal Gear Solid 4 Parte1

Esperad mamones, que falta lo mejor

Parte 2

Me cago y me meo. Juas.

Y encima...

God of War 2

 

Sangre, destrucción y sexo, afavor.

Y esto es para aquellos que se la suda un poquito esto de lo videojuegos:

textoalternativo
¡Que monada!

Sir Charles

Sir Charles

He pasado muchos bajones en mi vida, eso lo sabe quien lo tiene que saber. Pero me he vuelto a levantar. El último que pasé fue especialmente duro. Dos meses en cama. Depresión, dijeron. Eso sí, dos meses de horizontalidad unida a Tags, Electrocardiogramas y demás pruebas médicas. Total, para decirme que era del riego. Eso ya lo sabía yo.

Por fin, despues de esos dos meses, me tocó un médico joven. Me miró escrutadoramente, escuchó el mismo discurso que le había metido a todo el mundo durante ese tiempo y me dijo: "Emborráchate". Me sonó como aquel "Deslízate" de Marla. Y lo hice. Pero eso solo es la superficie. La verdad es que volví a ver a mis amigos, los cuales no debería de haber perdido de vista nunca. Y conocí gente nueva. La verdad es que solo conocí a gente que merecía la pena conocer.

Pero hubo algo, que aunque mis amigos no lo crean, me cambió aún más la vida. Y eso fue conocer a Sir Charles. Bukowski. Su forma de afrontar la vida, sus palabras rudas, como un puñetazo en el mentón,... podría enumerar muchas cosas que me llegaron al alma. Desde mi punto de vista, fue un hombre que supo plantar cara la la sociedad en la que vivimos y vivir según lo que le dictara el corazón y, consecuentemente, el hígado.

Supongo que leer a Charles, es una forma hipócrita de enfrentarse a la realidad. Porque todos deseamos ser como Él. Pero no tenemos los cojones suficientes. No obstante, he de decir que, por lo menos a mí me ha ayudado. Me ha hecho ver que, aunque no me salgan las cosas como yo esperaba, tampoco tengo que desesperarme, porque la grandeza de la vida no está en el trabajo, ni en el dinero que gano. Lo bueno de la vida está en las pequeñas cosas. En ese vaso de vino compartido con el tipejo ese que conoces desde párvulos. La brisa en la playa recorriéndola con tu novia y tu perro. Hacerle un favor a un amigo. Y sonreirle al abismo. Todo lo demás carece de importancia. Como dirían los americanos, businnes are businnes. No hay que romperse os cuernos.

Al Tresbolillo

Llego como cada mañana, puntual. 8.00. Nada que hacer. Diez horas por delante. Antes de empezar ya sé que va a ser un día poco productivo. Me lio a no hacer nada durante toda la mañana. Pero hay que estar ahí nene, para poder cobrar a fin de mes.

Me doy cuenta que hace mucho que no escribo nada de nada en mi blog. Desde  abril. Dos meses dos. Y no es porque no tenga nada que decir, no. Estoy relleno de ideas como un chut de crema (cremaaa, ummmmm). Pero, supongo, que ha sido por dejadez. Podría haber escrito sobre muchas cosas. Sobre The Mars Volta. Acerca de lo poco que me llama la atención el puñetero Mundial de Alemania. Sobre las reticencias que tienen las adolescentes en tu adolescencia a que les toques las tetas, pero en cambio no ponen pegas a que les metas la lengua hasta las amigdalas. Sobre la mudanza de mi piso. De lo a gusto que me siento con una ceveza y un cigarro recién liado contemplando las vistas desde mi terraza. Sobre ese relato, sobre la imposibilidad de entender a una mente superior desde nuestra perspectiva, de la misma forma que un paramecio ni nos entiende, ni siqueira se plantea que existamos. De los libros que me estoy leyendo, a la vez (El Conde de Montecristo, La Conjura de los Necios, El Heroe de las Mil Caras, La Divina Comedia, Cuestiones Cuánticas). De porqué no he entregado el Proyecto entoavía. De lo monada que llega a ser mi perro. De lo que llego a querer a mi novia. De lo que llego a necesitar a mis amigos. De lo bonito que podría ser mi trabajo si no hubiera tanto dinero de por medio. De mi PSP. De las Ruinas Circulares de Borges. De Star Wars Turco (V.O. sin subtítulos). De Akira, Testuo y Kaneda. De las pocas ganas que tengo de ir a cierta boda. Y de muchas cosas más.

Podría decir que el tiempo que he perdido haciendo otras cosas, igual de prescindibles, lo he aprovechado. Pero la verdad es que no. Me siento como una hoja recién caida al cauce de un rio apacible, arrastrada lenta pero inexorablemente, hacia algún lugar.

 Así que, buscando una excusa, he entrado aquí y he escrito esto. Pero esto tiene poca chicha. ¿Y a quién le importa? ¿O creeis que escribo aquí por obligación?

Paranoid Android

Seguro que muchas de las personas que me conocen, me han escuchado decir la clase de persona én la que no me gustaría convertirme. Me refiero al ámbito laboral. Pero la verdad, es que me dá la impresión que estoy nadando contracorriente. En el poco tiempo que llevo en este mundillo he visto, a mi parecer, demasiadas guarradas. Mucho para mi ya de por sí tocado hígado. Tejemanejes impúdicos, jefes que miran por encima del hombro a los operarios, desfalcos millonarios,... La verdad es que la vida me sonríe, no me puedo quejar, pero cada día que pasa estoy más quemado. Me quemo porque me veo obligado a tomar ciertas decisiones, a adoptar borgianas (de borgia, no de borges) aptitudes para con mis compañeros de trabajo, gente con familia, que no me agradan en absoluto. Más que nada porque, por ahora, aún tengo suficiente empatía como para pensar en el prójimo.

Pero poco a poco voy perdiendo esa capacidad. Cada vez más, me descubro pensando "Que cada palo aguante su vela" o, siendo más reverterianos (?) "Que se lo coman con su pan". Y la verdad es que no me gusta nada. Veo a gente a mi alrededor, con los cojones chiquititos y pegados al culo de las ostias que da la vida, como diría cierto jefe de obra colega mío, que se han convertido en putos robots sin alma, incapaces de mirarte a la puñetera cara, y no quiero ser como ellos. Yo sé que hay otra forma de hacer las cosas. Porque no quiero ser el primero que, llegado el momento, tenga que saltar el muro.

 No explico esto por nada, simplemente para dejar constancia de mi estado de ánimo, para que en el futuro, si me olvido de todo esto que he dicho, haya algo que me lo recuerde. Y también porque he tenido dos semanas donde mi vida ha sido una puta mierda.

Hoy, al estilo de Tannhauser

Hoy, al estilo de Tannhauser

Por mí se va hasta la ciudad doliente,

por mí se va al eterno sufrimiento,

por mí se va a la gente condenada.

La justicia movió a mi alto arquitecto.

Hízome la divina potestad,

el saber sumo y el amor primero.

Antes de mí no fue cosa creada

sino lo eterno y duro eternamente.

Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.

            Sieteaeme. Suena el despertador. Igualito que las trompetas de Apocalipsis (según San Juan). Mi pequeño ocaso diario. Lo bueno es que este momento es el único que domino del día. El hecho de decidir cada noche la hora del despertar me otorga un poder, poder que se me antoja hipócrita, comparado a cómo vivo el resto del día. Pero es cierto, en ese impás, en ese lúcido momento, yo tengo el poder, yo domino la horizontal y la vertical.

            Dirijo mis manos a la cafetera y me doy cuenta que no hay café. ¡Maldita sea! Pié izquierdo amigo. Mientras se calienta, me dispongo a asearme un poco. “Acabado pero limpio”, que no se diga. El agua fría del grifo me recuerda el mundo en el que vivo, sin concesiones. De fondo suena Rusty Cage, de Soundgarden (no muy alta, no vaya a molestar). Bonita ironía. Por muy oxidada que vea mi jaula, no soy capaz de romper los barrotes. ¿Porqué me torturo así? ¿Es que acaso la tremenda monotonía no me ha enseñado nada? Ya se sabe, nos gusta tropezar con la misma piedra.

            Ochoaeme. Misma hora de ayer, misma hora de mañana. Echo la mirada atrás, como para cerciorarme que en verdad es cierto que me voy a equivocar una vez más. Sí. Voy a ir al trabajo. De reojo capto la mirada interrogante de Íran, que en ese momento se iba a dormir. Jodida gata. Lo peor (o lo mejor) es que, debido a su irracionalidad, no sabe la suerte que tiene. Suerte de no tener que arrepentirse de tener libertad. Santa monada. Supongo que la tengo porque todo el mundo tiene que ser un poco bipolar, y ante la imposibilidad de vivir dos vidas en mí mismo, le doy una oportunidad a ella. Llegaré tarde. Cierro la puerta. Abro la del portal. Comparada con el aire de hoy, el agua del grifo estaba tibia. Veinte minutos para la etapa de montaña, después dos puertos de segunda más, un puerto especial y a acabar la etapa en subida. Quedan aún muchos golpes de pedal. 

            Nueveaeme. Llego a la tienda. Creo que Dante debió tener la misma Divina sensación que yo al atravesar las puertas del averno. Nueve círculos infernales, nueve horas en las que consumir mi vida. Por aquí circularán todo tipo de individuos, pecadores, cada cual de peor calaña que el anterior. Y yo estaré aquí, viendo pasar esa caterva, esa conjura de necios, aguantando sus estupideces. Solo de pensarlo me empieza a atacar la migraña. Puedo sentir su mano caliente presionándome la sien. Cada sonrisa que me veo forzado a dibujar en mi cara, cada aparato inútil que tengo que buscar en la base de datos, es un pequeño tronco que aviva un poco más la llama que calienta esa mano. Parece que Dios mismo se la haya tomado conmigo. Puedo oir su voz, gritando “Más madera” cada vez que se abre la puerta.

            El único consuelo que tengo es el de siempre. Pensar que cada minuto que pasa es un minuto menos. Pero la verdad, es que debo hacer grandes esfuerzos para no darme cuenta que también falta cada vez menos para el mañana, que siempre es hoy.

            ¿Acaso no me lo he buscado? A veces esta pregunta me viene a la mente. ¿Es posible que quiera hacer esto? Puede ser, sin duda. La verdad es que creo que haber leído a tantos besalonas me tiene que haber cambiado el carácter. Bukowski, Fante, Walser, Celine... Viendo esto me doy cuenta que el exceso de información es más perjudicial que la falta del mismo.

            Nuevepeeme. Después de una jornada laboral anodina me embarco hacia casa (sí, podría haberme quedado cuando volví a comer, pero decidí postergarlo para una mejor ocasión). Hoy me ha tocado hacer caja. ¡Odio hacer caja! Y sobretodo cuando no cuadra. Pero tengo bién claro que es por culpa mía. Las máquinas, como mi gata, nunca se equivocan. Pero yo, enfrentado a algo con números fallo, seguro. Ya sabéis que yo y las matemáticas no nos llevamos bién. Gracias a todo esto, he llegado a tener unas de las más palpitantes migrañas de mi vida. No sé donde se habrán metido las endorfinas, pero a mi el dolor no me produce placer, por muy acostumbrado que esté a él.

            Al salir de la tienda veo un mensaje de Samuel y una llamada perdida de Sergio. Hoy toca Perro. Pero no pienso ir. Sería una buena manera de acabar un mal día. No voy a osar yo a cambiar el devenir de mi vida. Ese no seré yo. Además, tal y como está el horno, saldrán unos bollos preciosos. Así que no desperdiciaré el día y me sentaré en el ordenador y me volcaré en él.

            Unaaeme. Después de una cena frugal y tres horas desescribiendo textos, he colgado mi último post en mi bitácora. Las mismas palabras de siempre. Creo que he creado una nueva forma de escribir. La he bautizado migrañear. Seguramente no soy el primero que la utilizo, ni el último.

            Destrozado, me dirijo a la cama, y vuelvo mi mirada otra vez atrás. La gata está en la misma posición. Para ella no ha pasado el tiempo. Se ha levantado, ha pasado el día y se va a dormir otra vez. Igual que yo. La única diferencia es que yo estoy aquí para ser testigo de su vida. Y de la mía. Apago la luz.

            Siempreaeme. Cierro los ojos e intento no hacer balance. Seguramente es por el dicho Zen ese de las lágrimas en la puesta de sol y las estrellas. Me refiero a que soy injusto conmigo mismo. Porque en el fondo mi vida no es tan mala. Porque tengo amigos. Porque soy inteligente. Porque tengo el cráneo bién proporcionado. Porque en el fondo soy un optimista. Siento que si no fuera yo me estaría fallando a mí mismo.

            Si crees que no has tenido suficiente con atravesar las puetas del infierno, atraviesa las puertas de Tannhauser.

 PS: Agradecimientos al Sr. Aurelio, por la cesión de la foto que acompaña el artículo. Pueden revisar su interesante trabajo en http://www.arte-redes.com/nocturama/

Haiku (IV)

Pasos muy firmes,

maravillas técnicas,

¿necesidades?

Haiku (III)

El atardecer,

cada día menos bello,

solitario.

Haiku (II)

Abro los ojos,

y cada día más tarde,

abro mi mente.